Jurados inexpertos y sin preparación que no siempre aplican correctamente el principio de inocencia
Dr. Aleardo F. Laría |
Extractos:
Según sus defensores más acérrimos, el juicio por jurados es un modo de devolverle al pueblo algo que le había sido sustraído por jueces conservadores y perezosos. Como según estos intérpretes la voz del pueblo es la voz de Dios (vox populi, vox Dei), una vez pronunciado el veredicto éste se vuelve irrevocable aunque sea manifiestamente injusto. Sostienen que la base democrática del sistema de juicio por jurados consiste en respetar la voluntad del pueblo.
Son argumentos insostenibles cuando enfrentamos casos de una flagrante violación del principio de presunción de inocencia que no siempre es aplicado correctamente por personas inexpertas que no están preparadas para hacer el fino análisis que requieren estas cuestiones. De modo que, gracias a Dios, debemos celebrar que los tribunales de impugnación estén dispuestos a revisar "la voluntad del pueblo" y evitar así que personas inocentes vayan a prisión sin merecerlo. El principio de respeto a la voluntad popular es muy razonable cuando estamos ante el resultado de una elección democrática, pero no puede ser trasladado mecánicamente al terreno de un juicio penal, donde no se cuentan votos sino que se hace una razonable aplicación de una serie de reglas y normas de procedimiento bastante complejas.
Si dejamos de lado la retórica, lo que esta controversia deja al descubierto, nuevamente, son las dudas sobre la utilidad práctica que tiene un procedimiento de estas características, caro, complicado y de resultados inciertos. Si finalmente los veredictos de los tribunales populares van a ser revisados en su integridad y los jueces superiores volverán a visualizar las grabaciones del juicio a través de sus monitores, ¿para qué se ha hecho semejante despliegue? ¿Estamos ante un mero simulacro de ejercicio de la "voluntad popular"? ¿Tiene sentido hacer este ejercicio de simulación?
Finalmente, cabe señalar una contradicción que aflora con el caso que comentamos. La corriente denominada "garantista" ha impulsado el jurado popular con enorme entusiasmo, confiando en que al sustraerles las causas a los jueces profesionales se iba a conseguir una Justicia menos burocrática. Lo que probablemente no se tomó en cuenta es lo voluble que puede llegar a ser la opinión popular. En un momento de enorme sensibilidad por la falta de seguridad, lo más probable es que los jurados se inclinen, como en Neuquén, por condenar más que por absolver. De modo que, sin quererlo, el garantismo habría contribuido, inopinadamente, a alimentar el populismo penal y una Justicia de "mano dura".
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Dr. Aleardo F. Laría
Abogado, periodista y politólogo argentino, nacido en General Roca (Pcia. de Río Negro)
aleardolaria@rionegro.com.ar
aleardolaria@rionegro.com.ar
El juicio por jurados, a prueba
rionegro.com.ar
22 de enero de 2015
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