Para que un juicio penal se lleve a cabo, previamente debe existir una investigación por parte de una Fiscalía que es la que, acorde a los resultados arrojados en aquélla, puede elevar o no la causa a juicio. Ahora bien, dicha investigación generalmente lleva un tiempo considerable en el que los medios periodísticos van cronicando e informando los hechos, forjando voluntaria o involuntariamente una opinión en la sociedad acerca del delito investigado e incluso acerca de la persona a la que se le atribuye. De esta manera (en los casos mediáticos y contemplados por la ley) los ciudadanos —sin saber que el día de mañana pueden llegar a ser los jurados de esa causa— van formando una opinión previa que podría llegar a quitarle la imparcialidad necesaria para el juzgamiento posterior.
En este caso partimos de la base de que el jurado popular —al estar compuesto por ciudadanos comunes sin formación previa en el tratamiento de temas judiciales— puede ser más susceptible a ser afectado por aquellos razonamientos publicados previamente al juicio; partiendo del supuesto de que los “magistrados judiciales”, por su formación y actuación profesional, tienen cierto temple e impermeabilidad de la posible influencia realizada por los medios de comunicación.
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Damián Pertile
Asesor de prensa / docente universitario. Lic en Relaciones Públicas - estudiante de abogacía. Autor de libros que abordan la relación prensa y Justicia
Córdoba, Argentina
Periódico On Line "sosperiodista"
21 de agosto de 2007.
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