Dr. José Juan Sáenz Soubrier Magistrado de la Sección Segunda Granada - España |
Extractos:
Sobre las dificultades técnicas, procesales, de los casos de jurado, todo se ralentiza mucho, pues hay que seguir un procedimiento que en sí mismo es complejo, aparte de que también sea especialmente complejo constituir un jurado.
El juicio tiene que ser fundamentalmente didáctico y se impone un ritmo más lento y mucha meticulosidad. Además hay que ir orientando al jurado sobre lo que está viendo y lo que va a ver, lo que provoca que el enjuiciamiento dure varios días en lugar de una mañana.
El jurado popular presenta algunos problemas. El principal es que en una sociedad cada vez más técnica en todos los aspectos, la presencia de un ciudadano lego en derecho chirría. De hecho, al ciudadano hay que darle un cursillo acelerado, de escasos minutos, sobre lo que significa interpretar una prueba, efectuar un análisis lógico de una situación y ser capaz de fundamentar un veredicto condenatorio sobre la base de una interpretación de las pruebas para las que muchas veces no están preparados.
Es un inconveniente de primer orden y hay mucho riesgo de que el jurado se equivoque. Mi experiencia con el jurado es que el jurado no es útil cuando el asunto es complejo y no es necesario si el asunto es simple. A lo largo de estos años ha habido veredictos injustos y hay sonados ejemplos a nivel nacional.
De los casos en los que he actuado como magistrado presidente —en la Audiencia de Granada, como en otras, hay un turno de reparto— recuerdo algunos en los que se han podido apreciar algunas circunstancias de exención de la responsabilidad criminal con mucha generosidad.
El objeto del veredicto es la pieza fundamental del jurado. Es un puzzle y las piezas tienen que encajar, por lo que un objeto del veredicto mal hecho necesariamente va a conducir a una sentencia desastrosa.
En 20 años ha habido muchas anécdotas. Una vez se agotaron los suplentes porque a dos de los jurados les entró dolor de muelas. Fue como una epidemia de problemas odontológicos y se pudo resolver in extremis. Considero muy llamativo que desde que empezó la crisis "ningún candidato rechaza ser jurado". Como es sabido, ser jurado conlleva una retribución. Antes de la crisis, entre un 40% y un 50% pedía no tener que formar parte.
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Por Y. H.-J.M.
Granada Hoy - España
6 de diciembre de 2015
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